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Teoría

Independencia

Independencia

 

"Enfrentando los derechos" (Serie Historias clínicas), Claudia Contreras, 1997

independencia

A la independencia le ladran los perros del sometimiento, la censura, el autoritarismo, la sumisión.
Pienso a la independencia como una suma de territorios liberados: desde diminutas zonas de la subjetividad a extensas geografías del no acatamiento.
Parafreaseando al poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón, diría que con mi independencia en movimiento, pongo en movimiento a otra independencia.
Si cada palabra se arma en la contigüidad con otros términos, independencia estaría en el mismo vecindario que "libertad". Y por abarcar un amplio espectro que va de lo social a lo individual, en un extremo se toca con "movimiento" y en el otro con "imaginación". En ambos casos denota iniciativa, involucra a la creatividad, arrastra contienda, suma criterios propios. Y por qué no "utopía", ya que también su razón de ser es la búsqueda y la posibilidad de pensarse en un viaje que es aventura emancipadora.
La poesía es independiente en tanto salta sobre las empalizadas de los géneros literarios y encuentra abrigo en la intemperie de las exploraciones y las torsiones de un lenguaje nunca saciado de sí mismo.

Jorge Boccanera, Argentina

 

)INDEPENDENCIA(

Vida ardua, magra, rugosa, trastocada el espíritu,
pero una fisura en el eslabón y el hombre
dejará de ser lobo. Tiempo pesado y espeso en el que la
rebelión se construye con imaginación, con las uñas.
Entonces la cadena se rompe. Y aparece el cielo,
el mar, las montañas, el sol. La vida ancha y propia
como al principio, como al futuro, donde seamos ellos.

Edwin Madrid, Ecuador

 

La independencia fue una ficción necesaria durante un período de la historia de la humanidad. Permitió a grupos humanos subyugados liberarse de los términos oprobiosos de relaciones injustas de dominación. La madurez de nuestra especie, lo negativo y positivo del desarrollo que ha traído aparejado, ha demostrado que la independencia no existe porque dentro de este planeta que llamamos Tierra todos somos interdependientes. Habría que aceptar esta realidad y dejar de glorificar el término; pensar más bien en cómo construír una INTERDEPENDENCIA CONSTRUCTIVA que redefina las responsabilidades, límites y códigos de conducta entre las naciones y los seres humanos.

Gioconda Belli, Nicaragua

Es sabido que la democracia liberal abusa del término, lo sobrevalora y lo vacía de significado para que la gente se conforme con su pequeña terminal de consumo en la sociedad del espectáculo. La destrucción de los tejidos comunitarios y la consecuente desaparición del espacio público se han efectuado en nombre, precisamente, de la independencia, de la libertad individual. Independencia es el tipo de palabra que le gusta usar a Silvio Berlusconi. Por eso para mí el término no tiene ningún valor si no es sinónimo de rebeldía y de cierta actitud de alerta hacia lo que ocurre con los demás, con esas otras tantas independencias con las que se pueden generar sistemas de intercambio y traducción de experiencias. La independencia solo es posible en compañía de los otros. Sin los otros la independencia se convierte en un término carcelario. Sin los otros la independencia se convierte en el síndrome de Diógenes, en el silencio rancio de los patios interiores, en gente que se muere sola viendo por televisión cómo otra gente se muere sola.

Juan Sebastián Cárdenas, Colombia

Teorías contractualistas

Teorías contractualistas

 

Enlace a los textos para el TP sobre las teorías contractualistas sobre el origen del Estado.

Fragmentos del Leviatán (Hobbes), el Segundo Tratado sobre el gobierno civil (Locke) y El Contrato Social (Rousseau)

Cine, nazismo y propaganda política

El triunfo de la voluntad, Leni Riefenstahl (fragmentos)

Puede verse completo desde: El triunfo de la voluntad - parte 1 (12 partes)

Fascismos

Fascismos

Acto nazi en el Luna Park, Buenos Aires, 1938

 

Características de los Fascismos (clic aquí)

Análisis de Eduardo Galeano sobre la realidad sociopolítica latinoamericana

Análisis de Eduardo Galeano sobre la realidad sociopolítica latinoamericana
"LA PRESENCIA NORTEAMERICANA EN BASES MILITARES DE COLOMBIA NO SOLO OFENDE LA DIGNIDAD DE AMÉRICA LATINA SINO TAMBIÉN LA INTELIGENCIA"
 
En la quiteña Avenida Amazonas, a pocos pasos del hotel donde se aloja, encontramos como cualquier transeúnte en la noche del domingo 9 de agosto a Eduardo Galeano, quien ha llegado a la capital ecuatoriana para asistir como invitado especial al acto de posesión del presidente Rafael Correa, ceremonia que se cumplió el pasado 10 de agosto. Lo paramos y nos identificamos para solicitarle una entrevista, a la cual accede con gusto.
"Ahora no puede ser, pero veámonos mañana después de la ceremonia de posesión de Correa", nos dice el autor de Las venas abiertas de América Latina y de Espejos.
Como siempre, Galeano responde a las preguntas con ironía y no poco humor, por eso es que sus reflexiones se salen de lo común. Como latinoamericanista consumado, el escritor uruguayo en diálogo exclusivo con CRONICON.NET hace un peculiar análisis de la realidad sociopolítica de nuestro hemisferio.


TIEMPO ABIERTO DE ESPERANZA
- ¿Después de 200 años de la emancipación de América Latina, se puede hablar de una reconfiguración del sujeto político en esta región, habida cuenta los avances políticos que se traducen en gobiernos progresistas y de izquierda en varios países latinoamericanos?
- Sí, hay un tiempo abierto de esperanza, una suerte de renacimiento que es digno de celebración en países que no han terminado de ser independientes, apenas si han empezado un poquito. La independencia es una tarea pendiente para casi toda América Latina.
- ¿Con toda la irrupción social que se viene dando a lo largo del hemisferio se puede señalar que hay una acentuación de la identidad cultural de América Latina?
- Sí, yo creo que sí y eso pasa por cierto por las reformas constitucionales. A mí me ofendió la inteligencia, aparte de otras cosas que sentí, el horror de este golpe de Estado en Honduras que invocó como causa el pecado cometido por un Presidente que quiso consultar al pueblo sobre la posibilidad de reformar la Constitución, porque lo que quería Zelaya era consultar sobre la consulta, ni siquiera una era reforma directa. Suponiendo que fuera una reforma a la Constitución bienvenida sea, porque las constituciones no son eternas y para que los países puedan realizarse plenamente tienen que reformarlas. Yo me pregunto: ¿qué sería de los Estados Unidos si sus habitantes siguieran obedeciendo a su primera Constitución? La primera Constitución de Estados Unidos establecía que un negro equivalía a las tres quintas partes de una persona. Obama no podría ser Presidente porque ningún país puede tener de mandatario a las tres quintas partes de una persona.

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El retrato de Eduardo Galeano fue realizado por Daniel Dabove.

Una Constitución que no es ninguna vergüenza - Por Roberto Sukerman*

El pasado sábado 2 de agosto, Rosario/12 publicó unas declaraciones del Gobernador de la provincia donde expresaba que "es una vergüenza para los santafesinos tener esta Constitución (provincial), está desactualizada". La utilización del término vergüenza para adjetivar la Carta Magna provincial es desconcertante. Más allá de las múltiples acepciones que nos brinda el Diccionario de la Real Academia Española, al cual nos remitimos para mayor abundamiento, está claro que es una terminología de extraordinaria historia en la psicología. El gobernador seguramente no quiso decir lo que dijo pero no seremos nosotros quienes analizaremos su psiquis. Por si no se equivocó, le decimos que no nos da vergüenza nuestra Constitución. Lo digo en primera persona del plural porque tengo la esperanza que haya alguien que comparta lo que escribo. En verdad, sentimos la denominada vergüenza ajena por actos u omisiones de autoridades públicas de cualquier nivel de gobierno que no hacen lo que prometieron y que no hacen feliz a su pueblo.

El gobernador también dijo que nuestra Constitución es absolutamente anacrónica y que es la más vieja de todas. No coincidimos con la calificación y no es cierto que sea la más vieja. La Constitución provincial más vieja (lo cual además no es ningún desmérito) es la de Mendoza de 1916, que sólo tuvo alguna enmienda, sistema del que Santa Fe carece. ¿Alguien puede decir que Mendoza, que no tiene reelección del gobernador y posee legislatura bicameral es una provincia atrasada y con deficiencias institucionales? Es absurdo y simplista criticar algo diciendo que es viejo.

Además, el gobernador expresó que hoy la mayoría de las provincias tienen unicameralidad y que ninguna corriente constitucionalista defiende la bicameralidad. Como no nos creemos tan importantes como para pretender ser una corriente, podemos citarle algunas. Una cercano es el doctor Diego Giuliano (ex secretario parlamentario de la Cámara de Diputados provincial, hoy en el mismo cargo en el Senado y reconocido docente universitario) quien alguna vez escribió un trabajo titulado "Unicameralismo: oferta de temporada". Con excepción de Córdoba que adoptó la unicameralidad en setiembre del 2001 al calor del "que se vayan todos", ninguna provincia de las de mayor peso tiene una sola cámara. Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza son bicamerales. También el gobernador ha dicho que debemos reformar la Constitución como lo está haciendo Entre Ríos. Esta provincia tiene bicameralidad y no la ha modificado.

Lo que está claro es que el gobernador quiere imponer la reforma constitucional en lugar de lograr el consenso necesario para que se de naturalmente. A nosotros nos da vergüenza propia, no ajena, que la gran mayoría de los santafesinos no conozcan nuestra Constitución y la gran mayoría de las leyes. Porque quién no conoce sus derechos los perderá y sus obligaciones incumplirá.

No existe ninguna cláusula constitucional que obstaculice al gobierno provincial mejorar la educación, la salud, la justicia y la seguridad; la producción, la igualdad de oportunidades y la inclusión social; la construcción de viviendas, cloacas, escuelas y hospitales; el progreso y la igualdad. De su preámbulo y sus 116 artículos no hay uno solo que le impida avanzar en formas de democracia participativa y organismos de control y hasta en formas de regionalización, descentralización o autonomía municipal.

No son las cláusulas constitucionales "viejas y anacrónicas" las que le prohíben: tener una política sólida de derechos humanos, de discurso no contradictorio sobre el uso de las tobilleras tan polémicas, aumentar los impuestos, elevar la coparticipación provincial a municipios y comunas, entre otros temas que aparecen en la agenda.

Los que consideramos que no vivimos en una provincia cinco estrellas, como indica su nuevo logo, seguiremos enseñando derecho a la comunidad y ayudando a efectivizar los derechos fundamentales plasmados en nuestra Constitución sin vergüenza de 1962. Para no exagerar, nos conformamos con el cumplimiento progresivo del primer párrafo del artículo 21: "El Estado crea las condiciones necesarias para procurar a sus habitantes un nivel de vida que asegure su bienestar y el de sus familias, especialmente por la alimentación, el vestido, la vivienda, los cuidados médicos y los servicios sociales necesarios".

*Profesor de Derecho Constitucional UNR y Presidente de la FunDESC. rsukerma@fderec.unr.edu.ar

Tomado de: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/22-14717-2008-08-11.html

 

 

 

Una definición de “genocidio”

Una definición de “genocidio” Entrevista a Daniel Feierstein, por: Victoria Ginzberg

-¿Por qué se puede hablar de genocidio en la Argentina? ¿Qué es lo que caracteriza ese proceso?

-Hay dos discusiones, una de orden jurídico y otra sociológica. A nivel jurídico el genocidio es el aniquilamiento sistemático de un grupo de población como tal. Esto es lo que a partir de la Segunda Guerra empieza a circular como la definición de un nuevo tipo de delito. A partir de discusiones de orden político en las Naciones Unidas el concepto quedó limitado a la destrucción de determinados grupos: étnicos, nacional, racial y religioso. Garzón plantea la posibilidad de repensar la redacción de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio dado que responde a la presión de algunos estados y que en muchos países, como en España, los grupos políticos están incluidos en la tipificación de genocidio en los años en que ocurren los hechos. Pero hay una segunda línea de argumentación de Garzón que es demostrar que, aun dentro de la definición restrictiva, los hechos ocurridos en la Argentina constituyen genocidio. Primero porque implican a la destrucción parcial de un grupo nacional, en este caso la sociedad argentina. Segundo, porque operan con una matriz religiosa: enfrentan a los enemigos de la occidentalidad cristiana. Además, la dictadura opera construyendo a la víctima de un modo racista y Garzón señala que el racismo es siempre una construcción política, porque si no se viera de este modo, se plantearía, junto a los racistas, que existen razas. Por último, retoma el tratamiento particular dado a las víctimas judías en la dictadura para decir que incluso hubo una intencionalidad, si bien no fundamental, de una persecución antisemita peculiar que constituye la estigmatización de un grupo étnico. Desde estos cuatro lugares, Garzón sustenta la utilización del concepto de genocidio para el juzgamiento de los hechos ocurridos en la dictadura.

 

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Fotografía: Manuel Álvarez Bravo

¿Qué es la libertad? - Hannah Arendt

¿Qué es la libertad? - Hannah Arendt

Las fuertes tendencias antipolíticas de la temprana cristiandad son tan familiares que la idea de que un pensador cristiano haya sido el primero en formular las implicaciones políticas de la antigua noción política de la libertad, nos parece casi paradójica.



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Fotografía: "Bond" de Baciar.


Los trabajos de la memoria

Los trabajos de la memoria Héctor Schmucler advierte contra las evocaciones que llevan al olvido y propone estimular las miradas que releven el sentido y el origen de los hechos del pasado


Aunque los problemas de la memoria colectiva son todavía un objeto de indagación reciente, Héctor Schmucler se anima a señalar un momento clave en su desarrollo: “Con el secuestro de Eichmann en Argentina y su juicio, empieza la memoria no sólo como reconstrucción de historia sino como obligación moral de recordar: hablar de los hechos no como historiador sino para evocar algo monstruoso que no debe repetirse”, dice.Profesor emérito de Universidad Nacional de Córdoba, donde coordina un Programa de Estudios de la Memoria, y con una destacada trayectoria en el campo de la comunicación, Schmucler participó en el ciclo “Diálogos de nuestro tiempo”, que organiza el Museo de la Memoria. En la historia de la problemática, agrega, los juicios a los jerarcas nazis, la legislación internacional sobre crímenes de lesa humanidad y la palabra genocidio son “los elementos que propician la memoria, que tiene como sentido no sólo contar y averiguar cómo fueron las cosas sino marcar un lugar del que no debería haber retroceso”.

—En Argentina también se afirmó ese “Nunca más”.

-El juicio a las Juntas Militares marcó un acontecimiento importante vinculado a la dictadura y también rompió una tradición: en América latina nunca se juzgó a nadie. Fue decir “acá hubo un crimen”, y señalar al Estado como responsable de un plan estatal de aniquilación. Por eso se condena a los militares: por el acto criminal que cometieron. El juicio es una marca, así empieza a recordarse, repitiendo el Nunca más.

—A fines de los 70, publicó un artículo en la revista mexicana Controversia donde se planteaba una discusión sobre cuestiones que hoy son de la memoria. ¿Cómo se generó ese primer debate?

—Escribí ese artículo cuando empecé a conocer gente que salía de los centros clandestinos de detención. Sabíamos algo en México, pero entonces se ilumina otra zona que obliga a pensar las condiciones en que se produce la criminalidad estatal. Ya en aquel momento no sólo se trataba de narrar los hechos de las acciones militares y de la guerrilla sino de empezar a pensar, para que no se repitieran los sucesos: ¿Cómo fue posible lo que pasó? Esta es la pregunta que me atraviesa desde hace 30 años.


-¿Cómo reaccionaron ante los relatos de los sobrevivientes? ¿Es cierto que eran recibidos con desconfianza?

—Un grupo de los que estábamos en México, que habíamos tenido un compromiso militante, teníamos una mirada muy crítica de la acción y del pensamiento de las organizaciones armadas en la Argentina. Nosotros también habíamos participado en ese mundo de los 70, en ese “clima revolucionario”, para llamarlo de alguna manera, y por distintas razones lo mirábamos críticamente. Queríamos pensar cuáles fueron las condiciones para que la represión fuera tan eficaz, pensar sobre qué terreno trabajó la represión. Por estos criterios, a los sobrevivientes que empezaban a llegar los escuchábamos con otros oídos. Personalmente yo me dediqué a eso por razones muy íntimas, y tuve una escucha abierta, no sospechosa. Por la naturaleza misma de las organizaciones armadas, nadie podía sobrevivir. Todo sobreviviente era un traidor. Una anécdota puede pintar esto. Al llegar a España, una sobreviviente se encuentra en una estación de metro con un dirigente montonero; este dirigente la ve, se sorprende y dice esta frase, muy significativa: “me alegro de verte, pero en realidad más me alegraría de no verte”. Como si le dijera “vos tendrías que haber muerto: es sospechoso que estés viva”. Por otra parte, en la transición a la democracia hubo un viraje significativo de las Madres de Plaza de Mayo, de Hebe Bonafini, cuando pasaron de la consigna de aparición con vida a la reivindicación de las ideas de los hijos. La maldad de los victimarios empieza a oponerse a la bondad de las víctimas; la maldad de los victimarios no quedaba en duda, pero la bondad de las víctimas era un tema de discusión: no era la opinión de la mayoría del país,. No en vano, y este dato es importante para la memoria, el 24 de marzo de 1976 no tuvo ninguna resistencia.

—Hay una memoria de relatos heroicos y otra de visión crítica, que debate lo que ocurrió. ¿Cómo ve esa oposición?

—Lo que va creciendo, y ahí hay un elemento nuevo con la presidencia de Kirchner, es una especie de reivindicación de la generación del 70 y una asunción confusa de los ideales del 70. Se habla de los ideales del 70, del heroísmo, de la generosidad, cosas que no están en duda; pero se habla mucho menos de la acción armada. Hoy esta es la idea que estatalmente se pone como memoria real: los ideales del 70 y los enemigos que cometieron todos sus actos criminales y represivos. En estos últimos años han aparecido memorias que son riesgosas, porque rápidamente pueden llevar al olvido. Hay memorias que tenemos que alentar y estimular permanentemente: para que así sea debemos indagar en una memoria que dé cuenta de por qué ciertos hechos se producen y qué significan. Si se sigue insistiendo, por ejemplo, en que hay 30 mil desaparecidios y no hay ningún dato real para demostrarlo, cuando alguien diga “lo que nos consta es que hubo 12 mil, o 15 mil” puede ocurrir, como ha ocurrido tantas veces en la historia, que otro diga “ah, entonces no fue tan grave”. La memoria tendría que trabajar para decir: “es tremendo que haya un solo desaparecido”. Lo criminal de la desaparición es la negación de morir, que es la forma más perversa y más inhumana de negar la vida. Pero no es de esto de lo que más se habla, para mí lamentablemente.

—¿Cómo funcionó la lógica guerrera de las organizaciones armadas respecto del aparato represivo de los militares?

—La guerrilla estaba derrotada antes de la derrota concreta, infligida por las fuerzas armadas. La exigencia de heroísmo a cada militante era insostenible. No se puede pedir a todos que sean héroes. Y donde ser héroe significaba que había que morir. La única perspectiva que tenían los militantes guerrilleros en la Argentina era cuándo y cómo morir. Sabían que su destino era morir y llevaban la pastilla de cianuro permanentemente en la boca, porque la indicación era “si va a caer, hay que morir”. Y morir para no correr el riesgo de delatar. Es decir, el militante no sólo tenía que morir, sino que debía morir por un acto de desconfianza en sí mismo. Estaba siempre potencialmente muerto y se moría porque podía delatar. Había una debilidad moral en las organizaciones armadas, porque se veía que todo aquello que había sido mostrado como una gesta maravillosa tenía muchas fallas y no funcionaba como podía imaginarse. Esa rigidez, esta incapacidad de comprender al militante como un ser humano con todas sus características, facilita la represión, porque las caídas son contundentes. Como las conducciones de las organizaciones guerrilleras sabían que la delación era peligrosísima impusieron la muerte. Y la muerte no es gratuita, no se puede vivir en clima de muerte. La instrumentalidad del individuo para la organización hace que no haya ninguna consideración por su intimidad, por su afectividad, por su existencia como ser humano.

—¿Qué respuestas ha encontrado a los interrogantes que lo movilizan?

—Por el momento siguen las preguntas. Puedo señalar qué quiero decir con    esas preguntas. Contra cierta imagen que se ha ido creando en el país, de la cual participa a veces la gente más joven, las cosas no empezaron el 24 de marzo de 1976. Para que los militares hicieran lo que hicieron había condiciones previas. En Argentina se ha torturado desde siempre. La imagen del ejército siempre ha sido muy prestigiosa. Cuando Perón vuelve lo primero que hace es ponerse el uniforme militar. El ejército era la reserva de la patria, no evocaba algo malo en el imaginario colectivo. Todo eso va constituyendo un pensamiento que luego hace admisibles ciertas acciones como fueron las de la dictadura

Entrevista realizada por Osvaldo Aguirre para el Diario La Capital

Tomado de: http://www.lacapital.com.ar/2007/06/24/seniales/noticia_398352    

"Hasta nuestras casas se están convirtiendo en no-lugares"

"Hasta nuestras casas se están convirtiendo en no-lugares" Augé retoma su idea de "no-lugar", un sitio de paso, donde no se dan relaciones reales. Con las pantallas, dice aquí, las casas incorporan esas relaciones ilusorias.


El espacio del público ha sustituido al espacio público". Así resume Marc Augé la percepción del mundo a través de las pantallas y la dilución de los espacios de intercambio en las sociedades actuales. El antropólogo, de visita en Buenos Aires en el marco de un ciclo de conferencias organizado por la Embajada de Francia y el Centro Franco Argentino de Altos Estudios, es conocido como un gran observador de la vida cotidiana y reconocido, sobre todo, por su teoría de los No-Lugares, espacios de circulación, de consumo o de comunicación: un aeropuerto, un supermercado, hasta puede ser una pantalla. Lugares en los que no hay posibilidades de establecer relaciones duraderas o tejer una historia común.

—Ante el escenario de gran conectividad y mediatización al que asistimos en las sociedades actuales, ¿puede pensarse en la propia casa como un no-lugar?

—Bueno, en todas las casas, incluso en las regiones muy pobres, hay un televisor, no en todas una computadora pero sí un televisor. De modo que el centro de la casa es al mismo tiempo el lugar de la relación con el exterior, es como si el individuo quedara descentrado en la relación consigo mismo. Existe a través de las imágenes y establece relaciones de tipo ilusorio con el resto del mundo. De modo que sí, se podría hablar de un tipo de no-lugarización de la casa misma. Una de las cosas que me ha llamado la atención al visitar algunas ciudades de América del Sur, de Venezuela y Colombia, fue haber encontrado alrededor de las grandes ciudades barrios habitados por campesinos, gente de origen indígena que escasamente hablaba el español y que vivía en una gran miseria, pero con un televisor encendido. Evidentemente no entendían literalmente todo lo que veían, pero el aparato sonaba y disparaba imágenes.

—Como una ventana al mundo...

—Sí, pero una ventana de la que no tienen las llaves. Esta es la situación más espectacular que he visto. Desde cierto punto de vista podemos decir que todos estamos mirando una imagen de afuera que en gran parte se nos escapa. A propósito de eso podríamos hablar también de una no lugarización de nuestra relación con el exterior. Se dice que dentro de unos años la gente podrá votar desde su casa a través de su computadora. Tengo miedo de que ése sea el último paso para la conversión del espacio privado en espacio público. Puede ser el colmo de la ilusión, porque la ilusión es que todo pasa a través de las pantallas. El conocimiento que tenemos es el conocimiento de las imágenes y los mensajes concebidos para la pantalla. Es decir que hay una distorsión. Podría resumirlo en dos palabras: el espacio del público sustituyó el espacio público.

—Ahora, si se tiene en cuenta esta realidad y la profundización de la sociedad de control, ¿podría decirse que conocemos el mundo a través de las pantallas pero al mismo tiempo quedamos atrapados en ellas?

—Sí, vivimos en un mundo bien controlado. Estamos en una etapa de individualización pero es una individualización pasiva, es una individualización de consumo bajo la mirada de las cámaras de vigilancia. Y eso en algún sentido define un universo totalitario. Podría decirse, por un lado, que hay una frontera cada día más problemática entre democracia y posibilidad de dictadura y, por otro lado, que estamos cruzando la frontera entre realidad y ficción. La ficción que presenta la televisión tiene un aspecto ambiguo y, en cierta forma, nuestra realidad no es más que este tipo de ficción.

—En ese caso, ¿corremos el riesgo de perder aquellos lugares por los cuales nos definimos: la familia, el grupo de amigos, los compañeros de trabajo?

—No. Bueno, siempre hay riesgos, pero el ser humano es un animal simbólico y como tal necesita de la relación. Cada uno necesita del otro para existir como individuo a través de la simbolización de la relaciones. Vivimos un período de crisis y hay cosas terribles que pueden venir pero creo que hay formas de resistencia. No resistencia militar sino la resistencia de la madera, de la piedra, del hombre y su existencia simbólica.

—Usted es optimista...

—Un optimismo relativo. Creo que la historia sigue existiendo y que la historia siempre ha sido una historia de violencia y de locura, como diría Shakespeare. La violencia la tenemos, la locura también y la historia consigue seguir su curso. No sabemos muy bien adónde vamos, pero vamos.

María Luján Picabea


Tomado de: http://www.clarin.com/diario/2007/04/11/sociedad/s-04101.htm

 

Represión cultural durante la última dictadura

Represión cultural durante la última dictadura

LIBROS MALDITOS
Perseguidos, prohibidos, quemados...

Por Eliana Lacombe

Palabras en fuga. Fantasmas que retornan de la hoguera. Nombres de autores y títulos perseguidos, prohibidos y quemados invaden pisos y paredes del Archivo Provincial de la Memoria, donde están reconstruyendo la biblioteca de libros censurados durante la última dictadura militar.

Se trata de un trabajo arqueológico. Recorrer librerías de usados buscando las ediciones de los setenta de libros que fueron incinerados en las piras de la represión. Libros que fueron enterrados, paradójicamente, para salvarlos de la “muerte”. Libros, escondidos durante años en sótanos recónditos de librerías…

Buscar textos sobrevivientes. Investigar sus prohibiciones. Y en cada lugar, recuperar las anécdotas de personas que, de una u otra manera, vivieron las duras épocas de los años “de plomo”. Personas que padecieron el miedo de tener un libro que pudiera resultar “sospechoso”, que recibieron directivas para censurar y esconder, amenazas para obligar a silenciar cualquier simbología que pudiera tener algún indicio de disconformidad con el sistema totalitario y sus valores “occidentales y cristianos”.

Trabajo arqueológico para desempolvar la Memoria y traer del olvido las palabras silenciadas. 

 Leer el texto completo >
 

Revista la Intemperie Nº 39

Tomado de:

http://laintemperie.com.ar/index/index.php?option=com_content&task=view&id=27&Itemid=31


Fotografía: Marcelo Brodsky, “Los condenados de la tierra”, 2000 

Ante la ley - Franz Kafka

Ante la ley - Franz Kafka Relato de Kafka que ha dado pie a un artículo de Jacques Derrida, en el que plantea la similitud entre la ley y el texto (entendido como escrito objeto de análisis), basada en la impenetrabilidad de ambos: ley y texto están abiertos, pero son indescifrables, como secretos que no se entregan. La esencia misma de la ley -y la razón de su eficacia- es precisamente ser inaccesible, y, por lo tanto, incuestionable. 
 

Leer "Ante la ley" >
 

 

Ilustración: Ghiberti, Puertas del Paraíso del baptisterio de Florencia 

 

Tomado de: http://www.librosenred.com/novedad.asp?id_articulo=90  
 

Reflexiones sobre Ética

Entrevista al doctor en Filosofía Osvaldo Guariglia 
 

Lejos de ser un estudio reservado a los filósofos, la reflexión ética es una práctica que todas las personas podemos desarrollar. Implica pensar las normas que operan en la forma de relacionarnos con los otros y con la sociedad en su conjunto.

La reflexión ética cuenta con una larga historia. Muchos pensadores han trabajado sobre las normas sociales o sobre el límite entre lo justo y lo injusto, entre otros temas.

En esta entrevista, Guariglia recorre esta tradición y explica de manera sugerente el sentido de este pensamiento y sus vínculos con la democracia, en una sociedad fundada en el derecho y la tolerancia como base de las relaciones entre las personas.

textos: Mariano Garreta Leclercq
ilustración: Jimena Tello
edición: Cecilia Sagol y Marcelo Gargiulo

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Tomado de: http://www.educ.ar/educar/docentes/f_etica_ciudadana/polimodal/final.

Derechos Humanos - Albert Einstein

Derechos Humanos - Albert Einstein Díscurso ante la Chicago Decalogue Society, 20 de febrero de 1954.

Señoras y señores:
Se han reunido ustedes hoy para dedicar su atención al problema de los derechos humanos; y han decidido ofrecerme un premio con este motivo. Cuando me enteré de ello, me deprimió un poco su decisión. ¿En qué desdichada situación, pensé, debe hallarse una comunidad para no dar con un candidato más adecuado a quien otorgar esta distinción?
He dedicado, durante una larga vida, todas mis facultades a lograr una visión algo más profunda de la estructura de la realidad física. Jamás he hecho esfuerzo sistemático alguno para mejorar la suerte de los hombres, para combatir la injusticia y la represión, y para mejorar las formas tradicionales de las relaciones humanas.

Sólo hice esto: con largos intervalos, expresé mi opinión sobre cuestiones públicas siempre que me parecieron tan desdichadas y negativas que el silencio me habría hecho sentir culpable de complicidad.

La existencia y la validez de los derechos humanos no están escritas en las estrellas. Los ideales sobre el comportamiento mutuo de los seres humanos y la estructura más deseable de la comunidad, los concibieron y enseñaron individuos ilustres a lo largo de toda la historia. Estos ideales y creencias derivados de la experiencia histórica, el anhelo de belleza y armonía, han sido aceptados de inmediato en teoría por el hombre... y pisoteados siempre por la misma gente bajo la presión de sus instintos animales. Una gran parte de la historia la cubre por ello la lucha en pro de esos derechos humanos, una lucha eterna en la que no habrá nunca una victoria definitiva. Pero desfallecer en esa lucha significaría la ruina de la sociedad.

Al hablar hoy de derechos humanos, nos referimos primordialmente a los siguientes derechos básicos: protección del individuo contra la usurpación arbitraria de sus derechos por parte de otros, o por el gobierno; derecho a trabajar y a recibir unos ingresos adecuados por su trabajo; libertad de discusión y de enseñanza; participación adecuada del individuo en la formación de su gobierno. Estos derechos humanos se reconocen hoy teóricamente, pero, mediante el uso abundante de maniobras legales y formalismos, resultan violados en una medida mucho mayor, incluso, que hace una generación. Hay, además, otro derecho humano que pocas veces se menciona pero que parece destinado a ser muy importante: es el derecho, o el deber, que tiene el individuo de no cooperar en actividades que considere erróneas o perniciosas. A este respecto, debe ocupar un lugar preferente la negativa a prestar el servicio militar. He conocido casos de individuos de excepcional fortaleza moral y gran integridad que han chocado por ese motivo con los órganos del Estado. El juicio de Nuremberg contra los criminales de guerra alemanes se basaba tácitamente en el reconocimiento de éste principio: no pueden excusarse los actos ilegales aunque se cometan por orden de un gobierno. La conciencia está por encima de la autoridad de la ley del Estado.

La lucha de nuestra época gira primordialmente en torno a la libertad de ideas políticas y a la libertad de debate, así como de la libertad de investigación y de enseñanza. El miedo al comunismo ha llevado a prácticas que han Llegado a ser incomprensibles para el resto de la humanidad civilizada y que exponen a nuestro país al ridículo. ¿Hasta cuándo toleraremos que políticos, hambrientos de poder, intenten obtener ventajas políticas de ese modo? A veces, parece que la gente ha perdido su sentido del humor hasta el punto de que ese dicho francés «el ridículo mata» haya perdido ya su validez.

 Tomado de: www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=729

¿Qué es un campo? - Giorgio Agamben

¿Qué es un campo? - Giorgio Agamben

Lo que ha ocurrido en los campos de concentración supera de tal modo el concepto jurídico de crimen, que muchas veces se ha olvidado considerar la verdadera estructura jurídico-política en la cual aquellos sucesos se produjeron. El campo es el lugar en el que se ha realizado la más absoluta conditio inhumana que se haya dado jamás sobre la tierra: es decir, en última instancia, lo que cuenta tanto para las víctimas como para los descendientes. Aquí seguiremos deliberadamente una orientación inversa. En vez de deducir la definición de campo por los sucesos acaecidos, nos preguntaremos más bien: ¿qué es un campo, cuál es su estructura jurídico-política, por qué han podido tener lugar semejantes sucesos? Todo esto nos llevará a mirar el campo, no como hecho histórico, ni como una anomalía perteneciente al pasado (aunque sí eventualmente, está todavía por verificarse), sino, de alguna manera, a la matriz escondida, al nomos del espacio político en el que vivimos.


 Los historiadores discuten acerca de si la primera aparición de los campos se deba identificar con los campos de concentración creados por los españoles en Cuba en 1896 para reprimir la insurreción de la población de la colonia, o con los concentration camps en los cuales los ingleses a principios de siglo reunieron a los boers; lo que importa aquí es que, en ambos casos, se trata de la extensión a una población civil entera de un estado de excepción ligado a una guerra colonial. Los campos nacen, no del derecho ordinario (y nunca, como se ha podido creer, de una transformación y un desarrollo carcelario), sino del estado de excepción y de la ley marcial. Esto es todavía más evidente para los Lager nazis, sobre cuyo origen y régimen jurídico estamos bien documentados. Sabido es que la base jurídica del internado no era el derecho común, sino la Schutzhaft (literalmente: custodia protectiva), una institución jurídica de origen prusiano que los juristas nazis clasifican a veces como una medida de policía preventiva, en cuanto permitía "tomar en custodia" a individuos independientemente de cualquier comportamiento penalmente relevante, únicamente con el fin de evitar un peligro para la seguridad del Estado. Pero el origen de Schutzhaft está en la ley prusiana del 4-6-1851 sobre el estado de asedio que en 1871 se extendió por toda Alemania (a excepción de Baviera) y, mucho antes, en la ley prusiana sobre la "protección de la libertad personal" (Schutz der persönlichen Freiheit) del 12-2-1850, que encontró una gran aplicación en ocasión de la primera guerra mundial.


Este nexo constitutivo entre estado de excepción y campo de concentración no debería ser sobrevalorado, en una correcta comprensión de la naturaleza del campo. La "protección" de la libertad que se cuestiona en la Schutzhaft es, irónicamente, protección contra la suspensión de la ley que caracteriza la emergencia. La novedad es que, ahora, esta institución se disuelve por el estado de excepción sobre el cual se fundaba y se la deja en vigor en situación normal. El campo es el espacio que se abre cuando el estado de excepción empieza a convertirse en la regla. En éste, el estado de excepción, que era esencialmente una suspensión temporal del ordenamiento, adquiere ahora una disposición espacial permanente que queda como tal, pero siempre fuera del ordenamiento normal.

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Disponible en: http://www.elcultural.com/eva/literarias/agamben/portada1.html 


Fotografía: cartonero, Buenos Aires.

 

No al tatuaje biopolítico - Giorgio Agamben

No al tatuaje biopolítico - Giorgio Agamben

06 feb 2004

 El filósofo italiano Giorgio Agamben ha manifestado su intención de no viajar a los Estados Unidos tras la aprobación de las nuevas medidas de control puestas en marcha para quienes pretendan entrar en el país. En un artículo publicado en Le Monde el pasado 11 de enero explica las razones de esta decisión.

No al tatuaje biopolítico


Los periódicos no dejan ninguna duda: desde ahora quien quiera entrar en Estados Unidos con una visa será fichado y deberá dejar sus huellas digitales al hacerlo. Personalmente, no tengo intención de someterme a tales procedimientos, y es por lo que anulé sin demora, el curso que debía dictar en marzo en la universidad de Nueva York.

Querría explicar la razón de esta negativa, es decir, porqué a pesar de la simpatía que me liga desde hace muchos años a mis colegas americanos como a sus estudiantes, considero que esta decisión es a la vez necesaria y sin apelación y cuánto deseo que sea compartida por otros intelectuales y profesores europeos.

No se trata sólo de una reacción epidérmica frente a un procedimiento que fue impuesto durante mucho tiempo a los criminales y acusados políticos. Si sólo se tratara de esto, podríamos con seguridad aceptar moralmente compartir, por solidaridad, las condiciones humillantes a las que son sometidos hoy tantos seres humanos.

Lo esencial no está ahí. El problema excede los límites de la sensibilidad personal y concierne al estatuto jurídico-político (sería quizás más simple decir bio-político) de los ciudadanos de los Estados pretendidamente democráticos en los que vivimos. Desde hace algunos años tratan de convencernos de que debemos aceptar como las dimensiones humanas y normales de nuestra existencia prácticas de control que habían sido consideradas siempre como excepcionales e inhumanas.

Nadie ignora que el control ejercido por el Estado sobre los individuos a través del uso de dispositivos electrónicos, como las tarjetas de crédito o los teléfonos móviles, han alcanzado límites en otros tiempos insospechables.

Sin embargo, no se podrían superar ciertos umbrales en el control y manipulación de los cuerpos sin penetrar en una nueva era biopolítica, sin franquear un paso más en lo que Michel Foucault llamaba una animalización progresiva del hombre realizada a través de las técnicas más sofisticadas.

El fichaje electrónico de las huellas digitales y de la retina, el tatuaje sub-cutáneo, como otras prácticas del mismo género, son elementos que contribuyen a definir ese umbral. Las razones de seguridad que se invocan para justificarlas no deben impresionarnos: no es esa la cuestión. La historia nos enseña que las prácticas reservadas al comienzo a los extranjeros, enseguida se aplican al conjunto de los ciudadanos.

Lo que está en juego es nada menos que la nueva relación biopolítica "normal" entre los ciudadanos y el Estado. Esta relación no tiene nada que ver con la participación libre y activa en la esfera pública, sino que concierne a la inscripción y fichaje del elemento más privado e incomunicable de la subjetividad: quiero decir la vida biológica de los cuerpos.

A los dispositivos mediáticos que controlan y manipulan la palabra pública corresponden en consecuencia los dispositivos tecnológicos que inscriben e identifican la vida desnuda: entre esos dos extremos de una palabra sin cuerpo y de un cuerpo sin palabra, el espacio de lo que llamábamos otrora la política es cada vez más reducido y más exiguo.

Así, al aplicar al ciudadano o mejor dicho al ser humano como tal, las técnicas y dispositivos que fueron inventados para las clases peligrosas, los Estados, que deberían constituir el lugar mismo de la vida política, han hecho de él, el ser humano, el sospechoso por excelencia, hasta el punto de que es la humanidad misma la que se ha transformado en clase peligrosa.

Hace algunos años, escribí que el paradigma político de Occidente no era ya la ciudad, sino el campo de concentración, y que habíamos pasado de Atenas a Auschwitz. Se trataba evidentemente de una tesis filosófica, y no de un relato histórico, ya que no se deberían confundir fenómenos que conviene por el contrario distinguir.

Querría sugerir que el tatuaje apareció sin duda en Auschwitz como el modo más normal y económico de organizar la inscripción y el registro de lo deportados en los campos de concentración. El tatuaje biopolítico que nos imponen ahora los Estados Unidos para entrar en su territorio, podría ser el signo precursor de lo que nos pedirán más tarde aceptar como la inscripción normal de la identidad de buen ciudadano en los mecanismos y engranajes del Estado. Por eso debemos oponernos.

Giorgio Agamben


La traducción ha sido realizada por Miriam L. Chorne para la página de El observatorio Psi, de donde la he extraído.

Disponible en: http://estrecho.indymedia.org/newswire/display_any/4129/index.php

 

 

Si esto es un hombre. El viaje - Primo Levi

Si esto es un hombre. El viaje - Primo Levi Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal
Pensad que esto ha sucedido:
Os rencomiendo estas palabras.
rabadlas en vuestros corazones
l estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.
O que vuestra casa se derrumbe,
La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.


 
El VIAJE. 


Me había capturado la Milicia fascista el 13 de diciembre de 1943. Tenía veinticuatro años, poco juicio, ninguna experiencia, y una inclinación decidida, favorecida por el régimen de segregación al que estaba reducido desde hacía cuatro años por las leyes raciales, a vivir en un mundo poco real, poblado por educados fantasmas cartesianos, sinceras amistades masculinas y lánguidas amistades femeninas. Cultivaba un sentido de la rebelión moderado y abstracto.

No me había sido fácil elegir el camino del monte y contribuir a poner en pie todo lo que, en mi opinión y en la de otros amigos no mucho más expertos, habría podido convertirse en una banda de partisanos afiliada a “Justicia y Libertad”. No teníamos contactos, armas, dinero ni experiencia para procurárnoslos; nos faltaban hombres capaces y estábamos agobiados por un montón de gente que no servía para el caso, de buena fe o de mala, que subía de la llanura en busca de una organización inexistente, de jefes, de armas o también únicamente de protección, de un escondrijo, de una hoguera, de un par de zapatos.

En aquel tiempo todavía no me había sido predicada la doctrina que tendría que aprender más tarde y rápidamente en el Lager, según la cual el primer oficio de un hombre es perseguir sus propios fines por medios adecuados, y quien se equivoca lo paga, por lo que no puedo sino considerar justo el sucesivo desarrollo de los acontecimientos. Tres centurias de la Milicia que habían salido en plena noche para sorprender a otra banda, mucho más potente y peligrosa que nosotros, que se ocultaba en el valle contiguo, irrumpieron, en una espectral alba de nieve, en nuestro refugio y me llevaron al valle como sospechoso. 

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Fotografía: Auschwitz, Polonia, 27 de enero.de 2005.- La liberación de Auschwitz, hace 60 años, fue conmemorada en el antiguo campo de concentración nazi. El acto empezó y acabó de la misma manera, con el silbido simbólico de un tren que llega, como llegaban de toda Europa los trenes que traían a nuevos presos. La noche fue cayendo durante la ceremonia, celebrada a cielo abierto con las oscuras barracas de Birkenau de fondo y ante la vía del tren a lo largo de la cual unas antorchas iluminaban la nieve.Con fuego sobre las vías del tren concluyó la ceremonia.


 

Disponible en: http://www.sisabianovenia.com/LeviHombre.htm

Si esto es un hombre. Los hundidos y los salvados – Primo Levi

Si esto es un hombre. Los hundidos y los salvados – Primo Levi

LOS HUNDIDOS Y LOS SALVADOS

Ésta, de la que hemos hablado y hablaremos, es la vida ambigua del Lager. De esta manera dura, estrujados contra el fondo, han vivido muchos hombres de nuestros días, pero todos durante un tiempo relativamente breve; por lo que quizás sea posible preguntarse si realmente merece la pena, y si está bien, que de esta excepcional condición humana quede cualquier clase de recuerdo.

 

A esta pregunta estoy inclinado a responder afirmativamente. En efecto, estoy persuadido de que ninguna experiencia humana carece de sentido ni es indigna de análisis, y de que, por el contrario, hay valores fundamentales, aunque no siempre positivos, que se pueden deducir de este mundo particular del que estamos hablando. Querría hacer considerar de qué manera el Lager ha sido, también y notoriamente, una gigantesca experiencia biológica y social.

 

Enciérrense tras la alambrada de púas a millares de individuos diferentes en edades, estado, origen, lengua, cultura y costumbres, y sean sometidos aquí a un régimen de vida constante, controlable, idéntico para todos y por debajo de todas las necesidades: es cuanto de más riguroso habría podido organizar un estudioso para establecer qué es esen­cial y qué es accesorio en el comportamiento del animal-hombre frente a la lucha por la vida.

 

No creo en la más obvia y fácil deducción: que el hombre es fundamentalmente brutal, egoísta y estúpido tal y como se comporta cuando toda superestructura civil es eliminada, y que el Háftling no es más que el hombre sin inhibiciones. Pienso más bien que, en cuanto a esto, tan sólo se puede concluir que, frente a la necesidad y el malestar físico oprimente, muchas costumbres e instintos sociales son reducidos al silencio.

 

Me parece, en cambio, digno de atención este hecho: queda claro que hay entre los hombres dos categorías particularmente bien distintas: los salvados y los hundidos. Otras parejas de contrarios (los buenos y los malos, los sabios y los tontos, los cobardes y los valientes, los desgraciados y los afortunados) son bastante menos definidas, parecen menos congénitas, y sobre todo admiten gradaciones intermedias más numerosas y complejas.

 

Esta división es mucho menos evidente en la vida común; en ésta no sucede con frecuencia que un hombre se pierda, porque normalmente el hombre no está solo y, en sus altibajos, está unido al destino de sus vecinos; por lo que es excepcional que alguien crezca en poder sin límites o descienda continuamente de derrota en derrota hasta la ruina. Además, cada uno posee por regla general reservas espirituales, físicas e incluso pecuniarias tales, que la eventualidad de un naufragio, de una insuficiencia ante la vida, tiene menor probabilidad. Añádase también la sensible acción de amortiguación que ejerce la ley, y el sentimiento moral, que es una ley interior; en efecto, un país se considera tanto más desarrollado cuanto más sabias y eficientes son las leyes que impiden al miserable ser demasiado miserable y al poderoso ser demasiado poderoso.

 

Pero en el Lager sucede de otra manera: aquí, la lucha por la supervivencia no tiene remisión porque cada uno está desesperadamente, ferozmente solo. Si un tal Null Achtzehn vacila, no encontrará quien le eche una mano; encontrará más bien a alguien que le eche a un lado, porque nadie está interesado en que un “musulmán”* más se arrastre cada día al trabajo: y si alguno, mediante un prodigio de salvaje paciencia y astucia, encuentra una nueva combinación para escurrirse del trabajo más duro, un nuevo arte que le rente unos gramos más de pan, tratará de mantenerla en secreto, y por ello será estimado y respetado, y le producirá un beneficio personal y exclusivo; será más fuerte, y será temido por ello, y quien es temido es, ipso facto, un candidato a so­brevivir.

 

En la historia y en la vida, parece a veces discernirse una ley feroz que reza: “a quien tiene, le será dado; a quien no tiene, le será quitado”. En el Lager, donde el hombre está solo y la lucha por la vida se reduce a su mecanismo primordial, esta ley inicua está abiertamente en vigor, es reconocida por todos. Con los adaptados, con los individuos fuertes y astutos, ti los mismos jefes mantienen con gusto relaciones, a veces casi de camaradas, porque tal vez esperan obtener más tarde alguna utilidad. Pero a los «musulmanes», a los hombres que se desmoronan, no vale la pena dirigirles la palabra, porque ya se sabe que se lamentarán y contarán lo que comían en Y su casa. Vale menos aún la pena hacerse amigo suyo, porque no tienen en el campo amistades ilustres, no comen nunca raciones extras, no trabajan en Kommandos ventajosos y no ` conocen ningún modo secreto de organizarse. Y, finalmente, se sabe que están aquí de paso y que dentro de unas semanas no quedará de ellos más que un puñado de cenizas en cualquier campo no lejano y, en un registro, un número de matrícula vencido. Aunque englobados y arrastrados sin descanso por la muchedumbre innumerable de sus semejantes, sufren y se arrastran en una opaca soledad íntima, y en soledad mueren o desaparecen, sin dejar rastros en la memoria de nadie.

 

El resultado de este despiadado proceso de selección natural habría podido leerse en las estadísticas del movimiento de los Lager. En Auschwitz, en el año 1944, de los prisioneros judíos veteranos (de los otros no hablaré aquí, porque sus condiciones eran diferentes), “kleine Nummer”, números bajos inferiores al ciento cincuenta mil, pocos centenares sobrevivían: ninguno de éstos era un vulgar Haftling, que vegetase en los Kommandos vulgares y recibiese la ración normal. Quedaban solamente los médicos, los sastres, los zapateros remendones, los músicos, los cocineros, los jóvenes homosexuales atractivos, los amigos y paisanos de alguna autoridad del campo; además de individuos particularmente crueles, vigorosos e inhumanos, instalados (a consecuencia de la investidura por parte del comando de los SS, que en tal selección demostraban poseer un satánico conocimiento de la humanidad) en los cargos de Kapo, de Blockaltester u otros: y, en fin, los que, aunque sin desempeñar funciones especiales, siempre habían logrado, gracias a su astucia y energía, organizarse con éxito, obteniendo así, además de ventaja material y reputación, la indulgencia y estima de los poderosos del campo. Quien no sabe convertirse en un Organisator, Kombinator, Prominent (¡atroz elocuencia de los términos!) termina pronto en “musulmán”. Un tercer camino hay en la vida, donde es más bien la norma; no lo hay en el campo de concentración.  Leer el texto completo >



* Con el término «Muselmann», ignoro por qué razón, los veteranos del campo designaban a los débiles, los ineptos, los destinados a la selección.

Fotografía: Sobrevivientes de Mauthausen.

 Disponible en: http://www.sisabianovenia.com/LeviHombre.htm 

Los atributos de la dignidad humana - Por Eduardo Di Pollina*

PERMANENTE LUCHA POR LA PLENA VIGENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS

En la nota se repasan no sólo los antecedentes históricos de la Declaración Universal de la ONU, sino también los avatares que en el mundo y Argentina, derivaron de violar los DD.HH.

En el año 1948, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por la cual estableció que todas las personas nacen libres e iguales, independientemente de su condición, sexo, raza, religión u opinión política. Así, los derechos humanos quedaron instituidos como atributos fundamentales de la dignidad humana.

Fundamentalmente, se condenó a ideologías como el nazismo y el fascismo, profundamente antidemocráticas y esencialmente violatorias de los derechos humanos. Fue el comienzo de la edificación de un nuevo tiempo para los países centrales, empeñados en dejar atrás las causas y las secuelas del conflicto bélico más sangriento que sufriera jamás la humanidad, la Segunda Guerra Mundial.

Luego, la implementación de políticas neoliberales y la globalización de la economía mundial -tras la desaparición del mundo bipolar y con la hegemonía excluyente de los EEUU- profundizaron la violación de otros derechos humanos también reconocidos por Declaraciones de la ONU.

En Latinoamérica, en la última parte del siglo XX se implementó un modelo económico de concentración de la riqueza. Eso fue posible a partir de la instauración de dictaduras militares que practicaron el Terrorismo de Estado, engendrado en la Doctrina de la Seguridad Nacional, diseñada por los EEUU. En la Argentina, ese proceso comenzó a partir de 1976, con una salvaje represión sin precedentes en nuestro país; que redundaron en también inéditos niveles de exclusión social, pobreza e indigencia, que todavía se padecen.

Mientras tanto, pese a las marchas y contramarchas que continúan hasta nuestros días, en todo momento se luchó por la plena vigencia de los DDHH. Con la restauración democrática recobró fuerza el deber cívico de bregar por justicia contra los responsables de los peores delitos de lesa humanidad. Pero la condena a las Juntas Militares, sobrevino el indulto a los genocidas. Y a los juicios contra los responsables de torturas, asesinatos, desaparición forzada de personas, robos de bebés, le siguieron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

Sin embargo, la memoria y la participación popular confluyó en la sanción de la Ley 25.779, por la cual el Congreso de la Nación Argentina declaró la nulidad de aquellas, coronada con la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que declaró la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad.

En la historia reciente, hubo hechos que afianzaron el principio de justicia: mientras los tribunales reactivan las causas contra los responsables de las violaciones sistemáticas de los derechos humanos, efectuadas durante la dictadura, la Cámara de Diputados de la Nación impidió la incorporación en su seno democrático de Antonio Bussi y Luis Patti, sentando las bases para "que en el Parlamento argentino nunca más se siente en una de sus bancas ningún genocida"; máxima del profesor Alfredo Bravo que toda institución democrática debe seguir.

Queda por obtener del Poder Judicial la declaración de inconstitucionalidad de los decretos de indultos firmados por Menem, atento a la imprescriptibilidad de los delitos cometidos durante la dictadura militar.

Otro hecho afecta la plena vigencia de los DDHH. Desde el 18 de septiembre del 2006 se encuentra desaparecido Jorge Julio López, testigo clave en uno de los procesos más trascendentes, el que determinó la condena de Miguel Etchecolatz. El Estado debe imperiosamente poner todos sus recursos para esclarecerlo, so pena de ver convertida en realidad la circunstancia por casi nadie deseada: encontrarnos frente a un caso de desaparición forzada de persona en plena democracia.

En un plano más general, la vigencia irrestricta de los Derechos Humanos incluye la protección del trabajo, del acceso a la salud, a la educación y a una vida digna para nuestro pueblo. Defender ello nos enfrenta con el modelo de concepciones retrógradas que imperó en los años `90 pero aún sigue vigente.

En definitiva, la lucha por la plena vigencia de los derechos humanos conlleva la búsqueda de la verdad, la justicia y el castigo a todos los que cometieron delitos contra la humanidad. E implica, a nivel social y económico, la construcción de una sociedad más igualitaria

*Diputado Nacional por Santa Fe, Vicepresidente del Bloque del Partido Socialista.

Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/18-6544-2006-12-10.html