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Las nuevas caras del gueto - Revista Ñ

A lo largo de la historia, los guetos judíos separaron a los "distintos" conservando, asimismo, su potencial económico en el corazón de la ciudad. Hoy, los hiperguetos marginales tienen su organización interna, se urbanizan sin arquitectos y parecen definitivos. Con este análisis, una entrevista al sociólogo Loïc Wacquant y su mirada sobre el fenómeno de la segregación urbana. 
En la Villa 31 de Buenos Aires no hay arquitectos pero los vecinos construyen casas de hasta seis pisos por las suyas. Rigen normas de organización que regulan la compra y venta de propiedades, la seguridad interna, los lazos sociales, y que la convierten en una comunidad de puertas cerradas, lo que hoy muchos sociólogos llaman "gueto". Pero un gueto no se constituye tan sólo por voluntad de quienes allí viven sino también de quienes los estigmatizan, los desprecian, marginan y también temen. En el gueto no se entra, de allí "salen los peligros" hacia la sociedad abierta.


Esta es una punta de la sociedad, la otra es el recinto donde se ubican quienes eligieron vivir en countries y barrios cerrados. La sociedad parece tender hacia un modelo donde sólo quedan extremos.

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1 comentario

Magdalena Luz Dobry -

El artículo establece una relación entre los “guetos” (utilizando los ejemplos de los guetos judíos, de negros en EEUU y de la periferia de Paris) con las villas miserias latinoamericanas.
En ambos casos se trata de poblaciones obligadas a vivir en partes de ciudad delimitadas, lo que hace que estemos hablando de alguna forma de exclusión.
El caso de las “villas miserias” es producto de un sistema económico que margina. Es por esto, que a diferencia con los guetos, donde podían convivir distintas clases sociales, la villa se caracteriza por ser el lugar de los “pobres”.
La ciudad ha sido históricamente el lugar de la democracia, que hacia posible el ejercicio de las libertades relacionadas a los derechos ciudadanos: elección del trabajo y de la vivienda, acceso a la educación y a los servicios básicos, etc. Sin embargo, hay una gran parte de la población (generalmente proveniente del campo) cuya única posibilidad de acceder a la tierra ha sido la ocupación ilegal de la misma, viviendo en condiciones precarias y con falta de servicios. Esta situación los deja privados del “derecho a la ciudad” al quedar excluidos de los beneficios de la misma. Podemos decir que hay dos ciudades conviviendo en un mismo espacio: una rica y otra pobre. Y es la exclusión la que termina generando violencia.
Coincidiendo con el articulo respecto a los guetos, a pesar de que las villas son “estigmatizadas, marginadas y temidas”, y no se considera a sus pobladores con los mismos derechos que al resto de los ciudadanos, se los incorpora al funcionamiento de la ciudad cuando son necesarios (mano de obra para determinados trabajos).
El articulo analiza también, el caso de población de altos ingresos viviendo en zonas delimitadas (y cerradas) de la ciudad, como es el caso de los barrios privados. Estoy de acuerdo en que la diferencia con los “guetos” es que en este caso el aislamiento es una decisión de los propia. De todos modos, pueden ser considerados como “guetos modernos” ya que hay características comunes como la existencia de una organización interna propia, cerrada, ya que la mayoría se auto abastece de comercios, educación, recreación, etc. Esta concentración de la riqueza en determinados lugares de la ciudad, hace aparecer con mas fuerza la brecha entre pobres muy pobres y ricos muy ricos, lo que genera mas violencia en aquellos que tienen expectativas de logros no cumplidos.


Magdalena Luz Dobry escuela Bernardino Rivadavia